Salir del clóset en las palabras. Por Alfonso Castro.

  Es la primera vez que escribo para un público, no sé si realmente alguien vaya leerme, siempre escribo para mí. Es como si estuviera encerrado en un clóset, a nadie le interesa las historias de un adulto homosexual. Pero, en fin, trataré de ser lo más coherente y congruente con las palabras, porque cuando uno escribe y alguien más lo lee eso ya no le pertenece, esa historia, anécdota o vivencia a pasado a la memoria colectiva y al imaginario de alguien más. La tarea del escritor, desde mi punto de vista, es poder desprenderse de las palabras, que ellas viajen y se inserten en el mundo, porque nos han negado el mundo.

   Puedo afirmar que escribo desde el privilegio, y no dejo de pensar en aquellas voces que no tienen la posibilidad de ser, porque cuando una voz es silenciada toda una comunidad lo reciente (Samuel, José Eduardo. No pretendo ser un vocero, sólo soy alguien ordinario que cree en el poder de las palabras y las letras, y que a través de ellas podamos formar comunidad y resistencia.

   Nos encontramos en una eterna guerra sobre el género, la dominación de lo masculino se adentra y se sostiene dentro de todos los discursos, inclusive de aquellos que defienden la diversidad. Lo masculino domina y lo femenino es desterrado. Ser el gay pasivo se reduce porque recibes.

  Existe un machismo dentro de la homosexualidad, la familia teme a que te conviertas en mujer, nosotros mismo le tememos a lo femenino, a ser volteadas, empinadas, cogidas y mal cogidas. El discurso principal se centra en: “yo no quiero ser mujer, yo no quiero usar tacones, faldas, maquillaje o que me hablen en femenino, no, yo no quiero ser nada de eso, yo soy hombre, pero sólo me gustan los hombres”.

  Tenemos miedo al castigo social, tenemos miedo a ser la loca, la jota, la maricona, y que dentro de esas etiquetas exista la imposibilidad de acceso a los espacios públicos, porque esos espacios están ocupados por lo masculino, por lo activo, por el que da el falo y no lo recibe, porque si se me nota lo maricón dejo de ser.

  Realmente quiero ser, estar y crear. Que mi voz no sea borrada y que mi identidad sea respetada, pero no sólo lo quiero para mí, lo quiero para todes ustedes.

Con amor y cariño, Alfonso Castro.

Collage: cortesía de Alfonso Castro. 



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