¿Faltaba algo por redescubrir acerca de Rogelio Villarreal Elizondo? Sí, faltaba retornar al 22 de noviembre de 1988 para mirarlo hablar. Escucharlo. Sentir su sensibilidad artística y sus silencios al reflexionar para elegir las palabras que lo llenaban para después pronunciarlas. Asimismo, verlo rodeado de sus actores, los cuales participaron en los fragmentos reconocidos por los oídos de lectores lorquianos.
El director expresó en su tiempo la necesidad por llevar a escena y difundir la importancia de Federico García Lorca. Él afirmó que el poeta y dramaturgo continuaba vigente. En la mesa de diálogo del día 3 de la cátedra, el erudito cultural Genaro Saúl Reyes (Así lo percibo y admiro) y Abel Martínez, , nos hablaron sobre esta cualidad del director. Mencionaron que el maestro amaba a Lorca y era un ferviente estudioso de la obra del artista. Y no colocaron palabras de más, su testimonio lo pudimos constatar en la introducción de la obra transmitida en la cátedra.
No tengo idea sobre cuánto tiempo estará vigente la transmisión en la página, pero si no lo has visto y deseas escuchar al maestro o recordarlo, ve al FB Artes Escénicas para disfrutar la memoria. Ahora bien, ¿cómo entender a Lorca? Haciendo teatro. El director lo expresó mirando a la cámara. Explicó el motivo del collage basado en textos lorquianos, tenía clara su propuesta después de estudiar y leer al poeta. Desde su visión escénica, fue algo completo el reunir las palabras de una Yerma, Bernarda Alba o Bodas de Sangre, entre otras.
“No quiere decir que, este trabajo sea un resumen, o reúna toda la obra de Lorca, de ninguna manera, pero sí tomo como constante en el trabajo la posibilidad de exponer a través de este collage de la obra de Lorca, la frustración en el amor lorquiano. La muerte siempre presente en la realización del amor en toda su obra”, así lo expresó el director. Y queda claro, la selección de textos de forma coherente y el modo de llevarlos a escena mediante el lenguaje teatral fue maravilloso. Es decir, iniciaron ante nuestra mirada los signos, el cuchillo, la sangre, las máscaras y una cabeza de caballo hecha por alambres y papel con pleno sentido estético. Para después, continuar con las voces, los versos, los cantos, la novia, la luna, la guitarra y la reyerta. El amor y la sangre; la pasión y la muerte.
“Además, como taller de teatro de una escuela de artes, esto nos llevaba a una responsabilidad que a veces son interesantes para llegar al escenario. Como es el de trabajar con gente joven, gente con experiencia en el teatro pero todavía no enfrentados a un trabajo interior, a un trabajo actoral como lo pide cualquier obra de Lorca”. Rogelio Villarreal Elizondo trabajó, fue generoso con jóvenes y gente de gran experiencia escénica. Al hacerlo, se comprueba lo que tanto se dijo sobre su trabajo con los jóvenes y del interés por abordar dramaturgias profundas en el taller o grupo donde dirigía.
“Creo que hay mucho Lorca para mucho tiempo, hay mucho material creo que no es lo último de Lorca que voy a hacer, voy a hacer muchas cosas de Lorca y aquí estamos”, con esas palabras finalizó el artista.
Los asistentes cercanos a él comentaron sus nostalgias. Pero ¿qué sentí al tomar nota de las palabras y miradas del director a través de la grabación? Respeto más al teatro por su condición de efímero. Sin embargo, tuve la fortuna de que alguien pensó en grabarlo a él, sus actores, su obra y de compartirlo en esta cátedra. ¿Qué me queda entonces? La inspiración y la certeza de que hombres y poetas como Federico García Lorca trascienden.
“Lorca, así que pasen cien años…Lorca” fue llevada a escena por un director visionario interesado en que un artista fuera recordado. esa fue su pasión de vida, difundir a los artistas de todas las áreas artísticas. Por eso deseo que continúe esta cátedra universitaria durante más años. ¿Cuántos? Los suficientes como para seguir aprendiendo, vivir la “nostalgia y el festín” teatral, ver la creación de propuestas impulsadas por los organizadores de la cátedra, ser testigo de enlaces teatrales, pictóricas, folclóricas, musicales, en fin…culturales.
Muy bien, pero ¿cuántos años Coré? Los suficientes...los suficientes para que la memoria continúe expresándolo todo sobre “Rogelio, así pasen cien años…Rogelio Villarreal.
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