“Tú silencio no te protegerá”
-Audre Lorde.
El sonido del tambor me sacudió porque el cuerpo recuerda
muy bien sus experiencias y la conmoción vivida en compañía de mujeres a
quienes admiro por su integridad entre ideas y acciones; la manifestante iba
enmascarada como las chicas del Bloque Negro, en donde la identidad individual
se diluye bajo la máscara para cuidar el fuego de la furia colectiva. La actriz
subió al escenario cantando una consigna de la batucada en las marchas
feministas. Se me detuvo un poco el corazón porque en cada sacudida volvían a
mí imágenes de las morras cerrando las calles con su bici y megáfonos en mano, enfurecidas por las desapariciones de niñas y jóvenes. Desgraciadamente, las
historias de nosotras están entrelazadas, y ahora que sabemos que el silencio
no nos protege, decidimos salir a gritar y a nombrar lo que nos duele. Es el
tiempo de crear nuestra propia narrativa.
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Imagen: La Cuerva Produxiones |
El patriarcado es un monstruo de grandes colmillos que se
aparece en la espesura de las pesadillas; la pesadilla es el miedo constante
que sentimos a veces al andar solas por las calles con temor a no volver a
casa, algunas no logran salir del horrible sueño y otras muchas duermen o
dependen económicamente del monstruo, por eso es tan difícil liberarse.
“Mueran los Lobos o como recuperar el honor” es un monólogo interpretado por Talina Garler en codirección con Morena González, en el cual conocemos la historia de una actriz que se rebela al monstruo patriarcal; desde niña comienza a verlo presente en la máscara de la vida cotidiana, en el pater noster que llega ebrio en la madrugada exigiendo servicio, el lobo somete a la madre que aguanta sumisa estar a las órdenes de su marido y sus hijos, para cocinar a pesar de su cansancio y abandona el sueño de recibir un trato digno. Laurencia se rebela. Ella es una oveja negra que grita YA BASTA.
Entre cumbia y recuerdos de la infancia, Laurencia, cuyo
nombre significa coronada de laureles, cuenta al público por qué decidió ser
feminista, cómo vivió el ejercicio de poder tanto en su casa como en su vida
profesional, en donde se enfrentó al monstruo de las Becas, ese de colmillos
largos que usurpa proyectos, y que gusta de aprovechar su posición de poder
para cazar estudiantes. Hay muchos de esos lobos en las academias y sobreviven
por el silencio que los protege, Laurencia nos invita a ver en el teatro una
herramienta para denunciar los horrores del poder masculino, hace de su arte un
medio para rebelarse y sublimar el dolor, recordándonos que habitamos en
estructuras que se empeñan en silenciar la narrativa que habla de la vida desde
el cuerpo de las mujeres, por eso es vital hacer uso de nuestra voz y cultivar
los sueños propios como camino de liberación.
Por Melina Sarahid
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