Reseña nostálgica-Versos dedicados, de Alan Hernández. Por Aarón Coré.


“Vuelvo a la calle donde te soñé:

Nostalgia pero sólo eso”.

Alan Hernández.


Alan Arturo Hernández García es actor del grupo Athenea Taller de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ahí coincidimos, él como actor y yo como espectador de la obra en que él participó. Después, supe que la Casa Editora El Parlamento de las Aves, publicó el poemario de Alan. Lo contacté para poder leerlo. Y el 24 de marzo del presente año llegó al lugar donde vivo, una caja que guardaba en su interior el poemario Versos dedicados*. Tenía unas palabras que el autor me escribió con su puño y letra como parte de su agradecimiento. Leí sus poemas de inmediato.

  ¿Cómo iba a saber lo que un poeta siente? ¿Cómo empezaron sus versos? ¿De dónde se inspiró? ¿Qué provocó su imaginación? ¿Para qué escribió su mundo? ¿Quién le dijo que se aferrara a buscar la verdad? ¿Por qué dedica sus versos con ahínco? ¿Cómo saber si los oídos distantes han escuchado el pregón de sus versos dedicados?

  El poeta cantó sus versos y lo que hice, fue acompañarlo de cerca a cada poema y estrofa anunciada. Me convertí en un mudo testigo para escucharlo, seguir sus pasos y asegurarme de que no se perdieran sus versos. Los recitó a todo el público y sin autocensurar sentimientos.  Me iba dejando revelando su historia, andar, amar y sinsabores de juventud.

De pronto, él estuvo ante otro ser a quien encontró o invitó a su espacio en un tiempo presente. Me pregunté, ¿dónde se sitúan los amores? Y pensé que lo descubriría en ese mundo al que accedí y percibí distinto, donde la palabra no fue permitida porque lo que ellos dos  necesitaban consistía en sólo mirarse. Guardé silencio y los observé. Mirar a los ojos es la única entrada a un oscuro corazón y el poeta también estaba consciente de eso. Este encuentro lleno del aquí y ahora posibilitó la iluminación y creación de un mundo lleno de breves instantes.

 Y recitó otro verso en tiempo pasado. Retornó y memorizó sobre lo que ya no es. Había encontrado la verdad a través de la mirada. Tal vez lo que miró en los ojos de ella generó el cambio que se realiza cuando las ideas se confrontan. ¿Qué ideas se movieron de lugar en el interior del poeta? ¿Cuáles agregaría a cada verso restante? Entonces, eligió cinco estrofas para pronunciar emociones que produce la terrible lejanía. ¿Cuál era el sentir más lúcido en medio de estos versos dedicados? Sin duda, aquello que emana de la certeza absoluta de ser al estar amando.

  Pero ¿qué haría el pregonero de versos? Se colocó en un lugar donde comenzó a trazar un lienzo inspirado por el ocaso y la nostalgia. Dibujó un momento de su día a través de ese mágico como si fuera cierto al que tanto recurrimos cuando encarnamos sensaciones. Intentó pincelar luces y colores que acompañan a la tarde. Supe que él había sentido en carne propia lo que provoca y se vive en la presencia y ausencia. ¿Por qué eligió este momento del día? Tal vez se debió a que se trata de un breve instante donde se pueden pintar y dedicar sensaciones que una palabra no alcanza. Lo fui entendiendo, la tarde suele ser un espectáculo a donde no asiste la lejanía de alguien a quien se extraña, sino que su esencia se manifiesta.

  Se levantó y de nuevo recurrió a la búsqueda de la verdad, esa que pocas veces encontró. ¿Por qué lanzó su mirada a los cielos? Tal vez ahí no hay límites, ni impedimentos que trunquen sueños. Por eso se dedicó un verso a sí mismo para no olvidar la libertad. Deseó tener alas. ¿Por qué? ¿Así llegarían más fácil los versos hasta la mujer que amó?

  Después, tomó distancia. Se cuestionó sobre el sentido de la vida y por momentos creyó encontrar la verdad oculta de la existencia. Sin embargo, descubrió que era mortal cuando brotaron dudas que lo habitaban. Yo también fui uniendo mis preguntas a sus poemas, ¿para qué sirve el amor si al final se fabrican culpas? ¿Qué será de ti poeta sin el consuelo del amor? ¿Qué pasará si no llegan tus versos uno por uno a esos oídos distantes? Siempre habrá una pregunta pendiente y que no pudiste pronunciar a la persona que amaste. Tal vez fue la verdad que encontraste.

 Y tomó una calle angosta para pronunciar otro verso. Ahí descubrí que es un pensador. Se detuvo. Cuestionó su rumbo. Pero, lanzó sentencias y juzgó sin límites. Condenó lo efímero de la vida y la eternidad de la muerte. Caminó por calles que ha ido inventado y se colocó como otro testigo ante la frivolidad de los amantes. Ha llenado un verso con tintes sabios que dejan los caminos. Retornó a estas calles para cantarle al amor y el encuentro de lo que posibilitó su sentir, deseos y esperanzas de andar andando.

 De nuevo la nostalgia. Retornó a los afectos de ella. La olvidó sólo unos versos atrás. A veces se convirtió en un rimador enamorado sumido en los olvidos. Conoció la constancia al ir dedicando sus versos a toda hora y esa es la parte del incansable deseo de sentirla cerca. El poeta se sintió más solo que nunca y se propuso a  escribirla, recordarla y nombrarla. Las rimas que a ella le dedicó la fueron retratando por completo. 

  Y por última vez recurrió al mágico como si fuera cierto. Se preguntó ¿qué pasaría si fuera Dios? ¿Qué haría? Y comenzó la imaginación desbordada en sus poemas de sus lamentos y propuestas unidos a la humanidad. Por fin, el poeta supo que no estaba hecho como para vivir sin compañía, y eliminó de inmediato la idea de lo eterno. Sin embargo, registró y guardó otro verso.

 Así acompañé a través de la lectura al poeta Alan Hernández que retornó a los anhelos y regresó a su presente. Lo experimentado por parte del autor en su juventud, lo plasmó en sus poemas. Utilizó la palabra como único recurso para volver a su amada y poder dedicarle versos. Quienes ya leímos el poemario, descubrimos que se puede poetizar un recuerdo, transgredir espacios, y crear nuevos mundos.  Porque al igual que él, “nos encontramos para quedarnos”, es decir, nos encontramos para después...vivir la  pasión por el retorno. ¡Que sigas dedicando versos Alan!


* Si deseas conseguir el poemario contacta al FB 👉👉👉👉El Parlamento de las Aves.
Aarón Coré.*
Escritor, actor y director teatral.  

   Nació en Monterrey, Nuevo León, México en el año de 1982.  Egresó el 2015 de la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México. (UANL). Actualmente, iniciará el sexto semestre de la Licenciatura de Educación en la misma universidad.

 El 23 de marzo de 2020, creó el sitio oficial Sector Nostalgia. Pasión por el retorno... A través de este proyecto, se retorna a un tema cultural, personaje o trayectoria de un artista específico y se vincula con nuestro presente por medio de la escritura, podcast, entrevistas y breves documentales.

Además, el 6 de febrero de 2019, formó su proyecto teatral independiente llamado  Mezquiteatro, donde realiza talleres, escritura, dramaturgia, teatro y encuentro con las comunidades.

*Actualizado el 01 de junio de 2021. 




Aarón Coré.*

   Nació en Monterrey, Nuevo León, México en el año de 1982.  Egresó el 2015 de la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México. (UANL). Actualmente, cursa el sexto semestre de la Licenciatura de Educación en la misma universidad.

   El 23 de marzo de 2020, creó la Revista Sector Nostalgia. Pasión por el retorno... A través de este proyecto, se retorna a un tema cultural, personaje o trayectoria de un artista específico y se vincula con nuestro presente por medio de la escritura, podcast, entrevistas y breves documentales.

   Fundó  Mezquiteatro, el 6 de febrero de 2019, una compañía teatral independiente en la que realiza talleres, escritura, teatro y encuentro con las comunidades.  

*Actualizado el 04 de septiembre de 2021. Monterrey, Nuevo León, México.


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