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Fotografía: Pablo Huerta. IV Mensaje Norestense del Día Mundial del Teatro |
Esta invitación a compartir mi mensaje con motivo del Día Mundial del Teatro me hace sentir muy honrada, muy agradecida por distinguirme, pero además porque lo tomo como un reto que me permite reflexionar sobre este tema que me llena el corazón.
Difícilmente participo en medios de comunicación escrita, prefiero que esta emoción la sientan los integrantes de las dos compañías que dirigo: Compañía de Teatro Infantil “Tomás Urtusástegui” y “Por la Libre Teatro”. Pensar en ellos me hizo recordar el porqué estoy aquí, volver a la raíz y remembrar como el Arte y la Cultura vivieron momentos de sombras por allá del 2010, año en el que formalicé mi labor como guía de teatro para niños y niñas.
El monstruo llegó a pasos agigantados y no nos quedaba más que resguardarnos para quedarnos a salvo.
Nuestra ciudad se paralizó, padres de familia salimos como estampida en busca de lo mejor de nuestras vidas; nuestros hijos que se habían quedado en la escuela, en la guardería o en las calles porque ya iban rumbo a sus actividades diarias.
Recuerdo los carros mal estacionados porque no había manera de avanzar, mi corazón latía a mil por hora pues no sabíamos dónde estaba “Godzilla”, solo sentíamos su presencia muy cerca de cada uno de los que corríamos por las calles. Sentíamos la necesidad de voltear y ver que tan cerca se encontraba, pero la realidad era que “ESO” tenía algo indescriptible que hacía que nuestro cuerpo temblara sin control y que la adrenalina nos diera el valor suficiente para llegar y resguardar a nuestros hijos, pero ¿dónde? ¿dentro? ¿¿¿fuera???...en las calles…en nuestra casa… ¿dónde?…
Ese era el contexto histórico en cuanto a violencia de nuestro entorno. En aquel entonces, los niños de la Primaria donde trabajaba como asesor del programa de ingles en educación básica, tenían mucho que platicar: Las camionetas blancas, los soldados, las pistolas. Pláticas de a diario, pero ¿qué podríamos hacer para darles esperanza? Para decirles que la vida no solo eran balas y sangre como en “Niñas de la Guerra” de Berta Hiriart. ¿Qué podríamos hacer para motivarlos a que siguieran esforzándose y construyendo un mejor futuro para ellos y las siguientes generaciones?
A partir de entonces, las cosas fueron distintas, igual que en la obra “El Ogrito” de Suzanne Lebeau”, la vida de los niños fue diferente, porque tenían que estar “escondidos en sus casas”. Ya no había salidas a la calle, a jugar a las escondidas, a cruzar la calle para llegar a la tienda más cercana, no teníamos la confianza de que las cosas iban a estar bien.
Por otro lado, no había y sigue sin haber una Profesionalización en Artes en mi ciudad y personalmente como creador escénico tenía un gran pavor de iniciarme como Maestra de Teatro, a pesar de que disfrutaba el escenario, no me sentía con la capacidad de lograr un buen trabajo como Maestra. ¿Porqué? Porque no me sentía preparada, no me sentía con los estudios que avalaran mis posibilidades porque entendía que tocaría por siempre los corazones y había de dos resultados:
1) Los participantes harían del arte una forma de vida ó
2) Sería la peor experiencia en teatro con su maestra y no regresarían a intentarlo jamás.
Decidí en ese momento no intentarlo, pero a la par de todo esto, seguía la gran ola de violencia en mi ciudad que nos asustaba cada vez más. Había una gran necesidad por empezar a sembrar la semilla, a hablarles a los niños sobre su derecho a la cultura, pero también había una gran necesidad por seguir nuestra preparación, aún y cuando me inscribía en la mayoría de los talleres de teatro que se ofertaban en la ciudad.
El Diplomado en Artes Escénicas me ayudó mucho a reafirmar mi aprendizaje, a compartir las bases con los más pequeños. A tener confianza en mí y a comprender que también como guías de teatro, podemos aportar las más valiosas experiencias significativas en la vida de niñas, niños y adolescentes, ellos que sin pensarlo se convirtieron en parte de mis mejores maestros. Y entonces juntos logramos “Salir al Mundo” como el montaje de Berta Hiriart, compartimos “Los Derechos y deberes de los niños y niñas” de Tomás Urtusástegui, empezamos a utilizar el teatro como una herramienta de transformación social y logramos llevar a nuestras infancias y juventudes temas como “No tocar” de Enrique Olmos de Ita, temas que solo deseamos se vivan en el Teatro y no en la vida. Ya estamos levantando parte de la cosecha, y es maravilloso ver crecer a niños y niñas que hoy ya son adolescentes que han decidido hacer del Arte una forma de vida y eso me llena el corazón de esperanza.
Es verdad que sigue sin existir una escuela formal de Artes en mi ciudad, es verdad que pocos tienen la fortuna de salir a la profesionalización, y también es verdad que aquí seguimos, igual que ustedes, en resiliencia, esperando continuar con la preparación y actualización para no defraudar la confianza de las miradas ansiosas por iniciarse en las Artes…es ahí…en esos corazones que deseamos puedan en un futuro, profesionalizarse en el Arte.
Feliz Día Mundial del Teatro para la infancia y la Juventud
Feliz Día Mundial del Teatro
Martha Valdivia.
Actriz y directora de
Compañía de Teatro Infantil “Tomás Urtusástegui”
y “Por la Libre Teatro”
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