Salir del clóset. Por Alfonso Castro.

Puede alcanzar a llegar, él estaba convaleciente, a nadie reconocía, todos eran extraños, a mis primos les decía: -Váyanse hijos de su puta madre, ustedes nada más quieren mi herencia-. La verdad no me interesaba para nada el dinero y eso que siempre he sido muy ambicioso, la conexión que tenía con mi abuelo era mágica, ni siquiera tuve que salir del closet, obvio que le dije, pero desde que era niño él ya lo sabía, mientras que los demás seguían esperando a mi futura novia. -Yo soy la novia, abuelo-, jamás dejaba de reír cuando mencionaba ese chiste.

Cuando decidí afrontar a mi homosexualidad, sí, porque uno la debe de afrontar, porque no es tan fácil la autoaceptación y creo que es lo más difícil de ser gay, el propio reconocimiento. Uno aprende a odiarse porque los demás odian lo que soy. Algunas veces me ponía a pensar que esto no era normal, imagínense, dos hombres cogiendo y besándose, a los quince años me parecía asqueroso, muy aberrante, ahora se me hace lo más placentero en el mundo, nadie debe privarse del amor y del sexo, me gusta mucho el sexo, pero obvio me cuido. Otros de los estigmas que tenía y que muchas personas tienen es el VIH, se piensa que es una enfermedad de jotos, del pecado, del diablo, son puros inventos, ósea sí existe, pero no es exclusiva de los gays.

La primera vez que salí con un chico me atormentaba la idea de que fuera muy aventado o afeminado, para que nos hacemos pendejos, casi todos le tememos a la feminidad, nos da miedo convertirnos en el chiste, en la burla, en la jota, en la maricona, en la volteada, en la pasiva, en la mujer. Nos da miedo el estereotipo que la sociedad ha construido sobre nosotros. Ese chico, era un gay abiertamente declarado, y cuando lo dejé me amenazó en decirle a todo a mundo, me sentía horrible porque es muy diferente decirle a alguien sobre tu homosexualidad a que alguien más le cuente porque no sabes que van a inventar de ti, de todas formas, se van a enterar que me gusta la verga, pero quería que lo supieran de una forma agradable.

Mamá siempre ha sido muy cerrada desde que se divorció de papá, sabía que no lo iba entender, para darle la noticia la invité a salir, así la escena no sería tan humillante, maldita sea, por qué tenemos que aceptar que nos humillen por decir lo que somos y sentimos realmente. Con palabras entrecortadas, dije: -mamá, soy gay-. Lo primero que dijo fue: -Yo quería nietos-, creo que su respuesta fue más humillante de lo que pensaba, por qué tengo que cargar con esa responsabilidad, soy hijo único y al decirme eso me llenó la cabeza de mierda. Siento culpa, quise y quiero ser abiertamente gay con ella, contarle de mis parejas, de mis fracasos, de mis procesos de enamoramiento, pero ella no me escucha, es como si estuviera en un estado de autismo, como si aquella confesión nunca hubiera existido, no se acerca a preguntarme cuando estoy llorando, o cuando estoy feliz. Ella sigue pensando que la homosexualidad se cura con la iglesia.

Después llegó el segundo chico, él era bisexual, muchos dicen que esa orientación no existe, que se vayan a la mierda, la gente siempre quiere opinar sobre los cuerpos de los otros, pues si le te gusta la verga y la panocha disfrútala, además me excitaba la idea en hacer un trío, aunque a veces pensaba que la papaya ni en shampoo, hijas. La relación continuaba, mamá seguía pensando que lo mío era pasajero, un día me preguntó que si estaba seguro, que no quería que en unos años le dijera que siempre no era gay, la verdad yo también llegué a pensar que me encontraba en un estado transitorio en donde apenas estaba tratando de encontrar el quién soy, la sexualidad es muy importante para definir nuestra personalidad, pero cuando probé por primera vez la verga, sabía que me haría adicto a ella y sobre todo sabía que era super joto, jotote como dicen los heteros, y bueno comencé a buscar hombres con un buen miembro, porque también aprendí a identificar lo que me gusta.

El mundo de los gays suele dividirse entre activos y pasivos, he cumplido con ambos roles, pero la verdad me gusta más ser la pasiva, me gusta que me dominen, es un gran placer cuando te sujetan del cuello y te dicen que eres todo suyo, -claro que sí papi, soy todo tuyo-. Hasta mi voz cambia y me convierto en lo que muchos llamarían una vil perrita. Pero no podemos reducirnos a las normas heteronormadas, porque decir que el pasivo es mujer y el activo es hombre caemos en el estereotipo al que tanto hemos rechazado, porque aunque no lo crean dentro de la comunidad existe la discriminación, por lo regular los hombres buscan el “que no se te note lo joto”, por Dios, a mí nadie me va a decir que se me tiene que notar y que no, pinches jotos heteronormados, son como los whitemexicans, quieren aparentar que no les gusta la verga. Creo que el salir del closet también me ayudó a definir esa parte que negaba tanto, mi feminidad.

Cada noche antes de irme a dormir escucho a mamá orando, y claramente alcanzo a distinguir que le ruega a Dios que me quite lo joto, Dios es mi condena o mi salvación.

Cuando salía con el chico bisexual, mamá llego a ir a su casa a pelearse con su familia, -mi hijo no es así, a él le van a gustar las mujeres y así se va a quedar, alejen a su hijo de mi hijo-. Fue tan vergonzoso que decidí alejarme de él, lo amaba, pero sabía que no era correcto arruinarle la vida a alguien por los prejuicios de mi propia madre, ella seguía pensando que regresaría a la vida heterosexual, y no la culpo, supongo que nos han enseñado que la gran meta de la vida es tener una familia tradicional católica panista.

Mi abuelo, que ya les conté un poco de él, era el único que me aceptaba, cuando salí del closet con él pensé que me daría la golpiza de mi vida, porque una vez en la secundaria me cacheteo enfrente de mis amigos y de la maestra, la verdad sí era bien canijo, así que me quedé con ese recuerdo. Era navidad, toda la familia estaba reunida, tomé a mi abuelo de la mano y lo llevé al patio, -abuelo, tengo que decirte algo-, -claro hijo, dime-, cerré los ojos, y las palabras salieron: -soy gay-, en lugar de recibir un puñetazo, me sorprendió con un abrazo, -ya lo sabía-, me comentó, -quieres que le diga a tu abuela-, -no, a ella no-, le dije. Él era como mi padre, sí tengo papá, pero se divorció de mamá y nuestra relación es un poco distante, a él también ya le dije, pero me tenía sin cuidado su respuesta, fue por teléfono, muy ordinario.

Mie abuela es otro personaje, no sé si le afectó la muerte de mi abuelo, pero en cuanto ella supo sobre mi homosexualidad me cerró las puertas de su casa, si yo le dijera todo lo que he visto en la familia, tíos, primos y sobrinos son gays, pero ellos llevan una doble vida, yo estaba seguro que no quería eso para mí, únicamente quería vivir mi vida plenamente, sin tener que ocultarme, sin tener que fingir una vida que no es la mía.

Mi tío Pedro es el más descarado, siempre llega con su camioneta de lujo, sus hijos y su esposa, él es el hijo menor, evitaba mi mirada en casa mi abuela porque antes de que todos supieran que yo era gay mi tío iba al wateke, cuando lo vi ahí no lo podía creer, estaba bailando y besándose con un tipo, muy guapo por cierto, intenté fingir que no lo veía, pero es una imagen muy fuerte que era imposible no mirar, ver a tu tío el vaquero padre de familia pelo en pecho y verga con chanfle ser volteada, porque siguiendo las reglas heteronormadas el andaba de pasiva, lo traían de un lado a otro al canijo. No había notado mi presencia, pero mi mirada sí, no intentó escabullirse, ya que mirada estaba fijada en él, así que fue directo a mí y como todo hombre y macho me dijo al oído: -pobre de ti que digas algo-, obvio no diría nada, pero la situación me daba mucha risa, no me corresponde sacar del closet a alguien, algunos mueren dentro de él, supongo que será el caso de mi tío. No le dije nada agresivo ante esa amenaza, sólo le respondí: -siga disfrutando, que de mí parte no se van a enterar-. Al día siguiente, nos encontrábamos en el típico domingo familiar, jugábamos muy bien a la familia feliz, era el único día en que mi madre no se acordaba de mi homosexualidad, pero ese día, entre las pláticas y las miradas incomodas que me aventaba mi tío, su esposa dice: -Ayer Luis se quedó hasta tarde a trabajar, llegó como hasta las 3 de la mañana, estaba resolviendo una licitación-, quería reírme mucho, su mirada fue tan penetrante que mejor decidí salirme a reír, hasta mi madre me preguntó que si me encontraba bien, prácticamente tenía la vida de mi tío en mis manos, si hubiera sido una persona mierda lo hubiera chantajeado, pero no, él es abogado y la verdad ya tenía suficientes problemas con la búsqueda de mi identidad. Toda la semana traje un fragmento muy presente de Rosario Castellanos acerca de las mujeres “que creen en las juntas nocturnas de ejecutivos, en los viajes de negocios, y en la llegada de clientes imprevistos”, claro, la junta fue en el wachis, una junta de hermanas. Al siguiente sábado, porque se me hizo costumbre ir, mi tío ya no estaba, y al siguiente también, supongo que se sintió expuesto, ha de ver terminado a su novio y se encerró aún más en el closet.

Cuando mi abuela se enteró, me dijo que no volviera a su casa, que la herencia que me había dejado mi abuelo me la daría hasta que le comprobará que era hombre, pero soy hombre, lo único es que me gustan los hombres. Sé que mi abuela es de otra generación, pero no está demás que alguien le enseñe la diferencia entre la identidad de género, la expresión de género, el sexo biológico y la orientación sexual. Supongo que a lo que se refería es que tenía que tener una novia para después casarme y tener muchos hijos, a y una camioneta de lujo como la de mi tío, su hijo el más chiquito.

Cuento todo esto porque antes de salir de closet también me encontraba como todas esas personas que les hablé, como mi madre, como mi tío, como mi abuela, creía que Dios me quitaría lo joto, o que podría fingir una vida heterosexual, estaba muy equivocado, mi felicidad no va a depender de darle gusto a los demás, ni siquiera a mi propia familia, que se jodan todos, siempre me daban el discurso que debemos respetar los espacios públicos y que si llegara a traer un novio a casa no me permitirían que lo besará enfrente de ellos, pero mis tíos y primos “heterosexuales” sí pueden besarse en público.

Ahora me encuentro viviendo solo, tampoco he encontrado el amor pero lo sigo buscando, en alguna parte tiene que estar, no es algo que me hurga, pero sería bonito compartir con alguien, cuando tu familia te da la espalda, uno mismo tiene que construir su propia familia, creo que esa es la ventaja de ser gay, además los conflictos que maneja una persona homosexual que se ha atrevido a salir del closet los orilla al descubrimiento, por ejemplo yo he aprendido que la identidad de género es como te sientes respecto a ti mismo, es la forma en como tu cerebro interpreta quién eres, mientras que la expresión de género es como te expresas, tiene que ver con la ropa y los comportamientos, el sexo biológico pues corresponde a las características físicas y biológicas y la orientación sexual es la atracción afectiva, sexual y erótica hacia la persona que deseas, y si deseas ambos, es muy válido.


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