Este año celebraré el día mundial del teatro desde la distancia.
No sólo a causa de ese distanciamiento físico al que nos ha orillado la pandemia, sino también por el distanciamiento temporal que me separa de aquellos momentos en los que recorría los escenarios con la cabeza llena de sueños y el corazón inspirado.
Una especie de rebeldía animaba mis pasos. Una rebeldía que fue enardecida por mis maestros y compañeros. Las mayores transformaciones de mi vida han sido impulsadas por mujeres y hombres de teatro.
En estos tiempos de profundas transformaciones, en los que las nuevas tecnologías amenazan con “virtualizar” cada experiencia, a menudo nos preguntamos si el teatro será capaz de sobrevivir.
Pero ¿Cómo es posible que muera algo que lleva la rebeldía en sus entrañas?
Es en las crisis cuando el teatro se vuelve indispensable. Es en el distanciamiento cuando “el arte del encuentro” puede brillar con todo su esplendor.
Escribió Flaubert que “El arte, como el dios de los judíos, se alimenta de holocaustos”. En este sentido, no es posible dejar de considerar al teatro como una de las más altas formas de expresión artística.
El teatro es rebeldía, pero no una terca y obstinada rebeldía contra la realidad, sino contra aquello que nos impide comprender la realidad. El teatro es rebeldía contra la ignorancia de nosotros mismos.
Por eso confío en que el teatro encontrará formas de reinventarse, de sobrevivir en medio de la adversidad, rebelándose contra las fuerzas oscuras que llevan al ser humano a distanciarse de sí mismo.
El teatro también es pedagogía. Muchos creen que hacer teatro es aprender a crear personajes. Para mí, una de las mayores enseñanzas del teatro ha sido descubrir al actor detrás de los personajes, no sólo de aquellos creados por los dramaturgos sino también de aquellos creados por la cultura en la que vivimos.
El momento estelar no es cuando el actor se coloca la máscara, sino cuando se la quita. Cuando utiliza la ficción como una herramienta para descubrir su verdadera naturaleza.
Rebeldía y Aprendizaje. Celebro el teatro como una de las más elevadas formas de rebeldía y como un camino de aprendizaje que me ha convertido en una mejor persona. Pero sobre todo, celebro a los hombres y mujeres que día a día encarnan esa lucha, a esas personas que fueron, son y siempre serán mis maestros.
Francisco Villicaña.
Actor, docente teatral y miembro del grupo teatral Piltontli.
El Primer Mensaje Norestense del Día Mundial del Teatro fue impulsado por Mezquiteatro y se celebró el día 27 de marzo de 2021. Y como parte de la inauguración, participaron con sus discursos: Gerardo Valdez, Cecilia Ramírez, Francisco Villicaña, Eduardo Castillo y Mezquiteatro.
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