Cronos teatral: Pina Bausch y la dualidad. Por Aarón Coré



“Muéstrate tú mismo. Rechaza con miedo, con deseos, decepciones, desesperaciones. Primeras experiencias, primeros intentos…”. 
Pina Bausch. 

   Pina Bausch fue una bailarina y una artista. Nació el 27 de julio de 1940, en una ciudad alemana llamada Solingen y desde su infancia hasta su adolescencia mostró su capacidad y talento para el ballet. Después de su proceso de estudio y práctica, donde tuvo a grandes maestros como el bailarín Kurt Jooss, Pina llevó a los escenarios Fragment en 1961.

   El trabajo de dirección escénica y la música estaban presentes como elemento importante dentro de su propuesta. Con el tiempo, su rigor y disciplina la llevó a convertirse en la directora Wuppertal Opera Ballet, el mismo que más tarde llevará por nombre Tanztheater Wuppertal Pina Bausch.

   Se abrieron más posibilidades para que la creadora continuara desarrollando el proceso de experimentación a cada obra que presentaba durante los años siguientes. No se representaba lo clásico del ballet y todo lo que está implícito en él, sino que llegó un momento, en que la escena y la coreografía formaban parte importante dentro de la propuesta de Pina Bausch. Es decir, la Danza-Teatro como el conjunto de su estética.

   Actualmente, por medio de la compañía Tanztheater Wuppertal Pina Bausch, son quienes siguen presentando su gran repertorio por el mundo y es el medio donde se puede mirar  sobre cada uno de los trabajos que Pina construyó junto a sus bailarines. Como es el caso de La consagración de la primavera, (1975) donde la textura y el escenario, distribución, musicalidad de los cuerpos de mujeres y de hombres en la escena provocan sensaciones en un espectador que presencia la unión de la teatralidad con la maravilla de la danza contemporánea.

   Pero, hay más en Pina que una simple etiqueta de espectáculo, su propuesta va más allá y ella como creadora estaba plasmando temas políticos o sociales en cada obra que presentaba. En 1976, se llevó a cabo el ballet Los siete pecados capitales, autoría del también alemán Bertolt Brecht, donde hay dos hermanas que emigran y una empresaria y la otra artista. Y, además, se añade  a la estética de Pina el contacto entre espectador y público como parte de la teatralidad.

   En Barbe Bleue del año 1977, la estética de Pina Bausch no está relacionada con lo común de los movimientos que en la cotidianidad estamos impuestos a mirar, aquí son contados de una manera no convencional por medio de la danza. Todo lo que es cotidiano en las obras de Pina Bausch, se vuelve completamente extracoditidano, tal y como lo menciona Eugenio Barba en El arte secreto del actor.

   De modo que ya se van haciendo presentes los elementos del tratamiento del espacio, es decir, hay pocos elementos en el escenario y precisión de los movimientos de los bailarines en el escenario. Aunque está la presencia de una renuncia al diálogo, no significa que se le tenga que restar valor al hecho teatral que se representa. Sin embargo, cuando surge la palabra se acompaña de la diversidad del lenguaje que se entiende de inmediato por lo humano de las alegrías, miedos o lo que uno tiene que decirle al otro. Pero, la mayor parte del tiempo es el cuerpo quien tiene la carga del lenguaje que se necesita para el intercambio actor-espectador. También se contempla un gran espacio con puertas en cada uno de los lados donde entran y salen los actores-bailarines. Y los vestidos de seda largos que utilizan las mujeres y a veces los hombres, están especialmente diseñados como parte característica de la propuesta de la artista.

  Con Café Müller, 1978, es una de las obras más conocidas de Pina y es evidente que la propuesta del artista por medio del tratamiento es de riesgo. Un riesgo que está relacionado con el actor bailarín y especialmente, actriz-bailarina quien va a entregarse hasta los límites de su ser como ocurre en el combate entre la vida y la muerte. Y eso se observa desde la oscuridad del inicio donde Pina y una bailarina están con lo ojos cerrados transmitiendo sensaciones y conflictos por medio del cuerpo. Como por ejemplo la escena donde un actor bailarín está atento y va retirando las sillas del espacio debido a los veloces e imprevistos movimientos de su compañera actriz bailarina.

  Las repeticiones o gestos llevados a cabo con precisión por medio de los cuerpos es otra característica importante, porque se trabaja hasta el límite y la directora sabe de los silencios utilizados en la música.  Suceden las pausas para que se escuche el sonido de la respiración, voz y sonidos que emanan los cuerpos. Además, la iluminación y el tratamiento del color en paredes y vestuario forman un conjunto estético imprescindible en la obra de Pina. Sin embargo, la grandeza de Café Müller se puede percibir en lo que nos están contando esos cuerpos. En lo humano. Sobre ese contacto con el otro y sus consecuencias en un espacio donde además de estar llenos de objetos inanimados, hay personas cargados de conflictos internos.

   En 1980, está presente el tema de la mujer ante el hombre y es precisamente una parte de la dualidad que Pina nos presenta a través de su estética  y para este punto la experiencia de la artista ya ha alcanzado una teatralidad rigurosa al mostrar un tratamiento del espacio y la formidable distribución del los actores bailarines en el espacio. En Nelken, (1982) y Víktor del año (1986) hay material breve donde se presentan las características que se ha descrito anteriormente y que muestran la capacidad del artista para distribuir a los cuerpos y los objetos en el escenario.

   Y en Palermo Palermo, (1989) va recorriendo el mundo y en la escena hay naturaleza, pero colocada de manera estética para romper con el naturalismo que podría hacerse presente ante el espectador. Además, está el referente o contexto político de la época que la artista no pasó por alto y se trata de un muro que caía o se derrumbaba en el escenario…

   Es interesante el hecho de que con Pina Bausch, al llegar a una ciudad o país, sus bailarines o actores, iban a las calles o mercados a recopilar conductas, comportamientos situaciones de la vida diaria para poder transformarla hasta los límites. Así es como transcurre la década de los noventa donde presentó Danzón, (1995) y O Dido, (1999).

   Para la década del año 2000, Pina llevó a los escenarios de Europa Aqua, (2001), Für die Kinder von Gestern, Heute und Morgen, (2002), Nefés, (2002), Ten Chi, (2004), Rouh Out, (2005), Vollmond (Full Moon, 2006), Bamboo Blues, (2007), Sweet Mambo, (2008) y Kontakthof (2008). Donde ella demuestró junto a su grupo,
 una gran capacidad de creación respecto a la danza y teatro y que dejó como legado a quienes la acompañaron en el proceso.

     Lo que se perciba al mirar un espectáculo de Tanztheater Wuppertal Pina Bausch, pertenece al espectador que se enfrenta a la manifestación dual que se presenta en el arte de Pina Bausch. Por ejemplo, el traje-vestido, lo rápido-lento, la luz-obscuridad, lo animado-inanimado, el sonido-silencio, ternura-crueldad, cuerpo-voz, unión-desunión del cuerpo, la actriz-bailarina, el hombre-la mujer, político-social, espacio-tiempo, danza-teatro, lo humano-inhumano, es decir la estética y Pina Bausch.
Por Aarón Coré.
Mezquiteatro.



Aarón Coré.* 

   Nació en Monterrey, Nuevo León, México en el año de 1982.  Egresó el 2015 de la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México. (UANL). Actualmente, cursa el sexto semestre de la Licenciatura de Educación en la misma universidad.

   El 23 de marzo de 2020, creó la Revista Sector Nostalgia. Pasión por el retorno... A través de este proyecto, se retorna a un tema cultural, personaje o trayectoria de un artista específico y se vincula con nuestro presente por medio de la escritura, podcast, entrevistas y breves documentales.

   Fundó  Mezquiteatro, el 6 de febrero de 2019, una compañía teatral independiente en la que realiza talleres, escritura, teatro y encuentro con las comunidades.  

*Actualizado el 04 de septiembre de 2021. Monterrey, Nuevo León, México.


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