Rayuela: el juego de Cortázar. Por: Tláloc Israel.

Rayuela: el juego de Cortázar.  
Análisis de la propuesta literaria de “Rayuela”, de Julio Cortázar.

"Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso." 
Rayuela, Julio Cortázar. 
   Nostalgiabunda. Por: Tláloc Israel.
Publicada en París en 1963, “Rayuela” es una de las novelas más importantes en la literatura, pues es también una de las obras literarias más innovadoras que se han escrito. La obra escapa de las leyes estéticas y cánones, buscando así un estilo propio. Cortázar la define como una anti-novela, y busca con ello renovar el género de la novela y abrir nuevas puertas y oportunidades para la escritura.

  Rayuela es el mejor legado de Julio Cortázar, y una de las obras centrales del boom latinoamericano. La misma contiene múltiples lecturas que pueden leerse de muchas formas. La trama de la novela radica en las relaciones humanas que se desarrollan fuera y dentro de la obra. La temática de la obra va de temas como el amor, los celos y otras pasiones de una forma muy característica de Cortázar, es decir, de un modo sabio y creativo.

   La estructura de Rayuela desempeña el papel principal en la obra, y asimismo influye en su percepción. Las dos primeras partes de la obra cuentan la historia de una manera en la que el lector “mediocre” está acostumbrado, y la tercera parte tiene un carácter más característico del autor, lo cual la convierte en una lectura mucho más tediosa, teniendo una amplia estructura y contenido con teoría.

   Para de alguna forma leer y entender lo que Cortázar pretende con su obra, propone dos métodos: el primero es dedicado a un “lector-pasivo”, y esta se reduce a los primeros 56 capítulos que son más fáciles de leer. En cambio, quien desea encontrar la mirada o perspectiva nueva sobre Rayuela, no puede perderse en la lectura de la tercera parte del libro, es decir: “De otros lados. Capítulos prescindibles”, los cuales son totalmente imprescindibles, según los comenta Leo Pollmann:

Quien sólo quiera leer una historia, una novela, entretenida y emocionante, puede conformarse con la primera mitad y un curioso vistazo a la tercera parte, pero perderá aspectos fundamentales de la obra. 

   El desorden es una imagen que caracteriza a esta tercera parte del libro, pero también es la que ordena y resume las ideas del autor sobre la literatura, las cuales, no está de más decir, que influyen enteramente en la comprensión de la obra. Siendo así, podemos darnos cuenta que es importante leer esta parte para asimilar el resto.

   Para Cortázar es importante que el “lector cómplice” siga el tablero de dirección que él mismo inventó para que se lea la obra de una forma que mezcle capítulos de la primera y segunda parte con los de la tercera. Este orden genera saltos entre el orden y desorden, lo ideal y lo no ideal. Según Pollman:

Este cuadro esquemático nos ayudará también, como un hilo de Ariadna.

    Es decir, una serie de observaciones, argumentos o deducciones que, una vez relacionados, nos llevan con mucha facilidad a la solución de un problema planteado que parecía no tener salida, a descubrir el intrincamiento interno del lineal y absoluto libro Rayuela y, con ello, la estructura de la ideal y desalineada novela Rayuela.

   Hacer la lectura fácil de Rayuela, resulta falsa, es decir, no nos muestra la verdadera imagen de la realidad que pretende Cortázar. Por ello es necesario recalcar que el lector necesita hacer una lectura más laboriosa e intelectual, pues como lo he mencionado antes: la lectura rompe con el orden lineal. Hacer una lectura más detallada e inteligente, permitirá entonces al lector construir la obra favorablemente.

   Ana María Barrenechea propone también que Cortázar con Rayuela pretende mostrar dos puntos de vista para ver y concebir el mundo, y le toca elegir al lector cuál de las dos vías es mejor o preferible para investigar la realidad. Ana califica estos dos órdenes como diseños:


El diseño superficial, que corresponde más o menos a una interpretación o una experiencia superficial del vivir, y el diseño profundo, que enuncia las secretas conexiones.

  El juego de Cortázar comienza en el título del libro, con una significación figurada, pero que ya sugiere la manera de leer su novela, según la interpretación de Leo Pullmann:

   El título del libro, que se refiere a un hecho concreto y central y a su significación figurada, sugiere ya posiblemente este movimiento a saltos necesario para leer la novela, este saltar al capítulo correspondiente, análogo hasta cierto punto a la “subida al cielo” del juego de la rayuela.

  El juego que Cortázar propone con su tablero es todo un desafío, y ganar es complicado, pues la meta es el cielo (refiriéndose a la perspectiva o visión que se pretende alcanzar), al cual no es fácil llegar. El cuadro del autor propone comenzar a leer el capítulo 73, el cual tiene un parecido enorme a lo que sería un prólogo, pues en él, Cortázar explica la grandiosa idea de ofrecer al lector una lectura con estructura totalmente distinta a la convencional. La novela busca huirle a lo cotidiano en la literatura, acercarse a la conjunción del mundo fantástico y lo real, no refiriéndose así a lo curioso o ficticio.

 Rayuela pretende unir la tesis con la antítesis, para lograr una síntesis. Así pues, esta novela se basa en una dualidad que permanece en la realidad, y que hace una apertura al lector para una visión del mundo distinta. En este sentido, Cortázar presenta en su novela un par de espacios que son totalmente opuestos, es decir: Paris y Buenos Aires, los cuales estarían presentes en la obra por la razón que Andrés Amoros propone, es decir, como signo del dualismo en la novela, el cual es un símbolo de la contradicción permanente, de sí y el no que existe en todo, el cual refleja, a su vez, el perspectivismo que es ineludible para encarar adecuadamente la realidad.

  El juego propuesto por Cortázar tiene muchos filtros y finalidades. Parte con la ruptura de estructuras propias de la novela clásica. Desarrolla una novela que pretende abrir y ampliar horizontes posibles que acerquen al lector a una perspectiva más profunda de la realidad que se acerque más a la vida verdadera.

   Al mismo tiempo es una fuerte crítica hacia la visión estética de la escritura clásica cerrada, pero también es una respuesta a las desventajas de la novela tradicional. Como lo comenta acertadamente Jaime Alazraki:

  Era necesario ofrecer alternativas que desde la hechura misma de la obra demostraran que el orden cerrado de la novela equivalía a esos sistemas lógicos criticados por los personajes de Rayuela (...) la novela buscaba nuevas formas de percepción y nuevos conductos de exploración que posibilitaran ver dónde el orden cerrado había fallado y salir del empantanamiento donde la novela- filme se había detenido.

La palabra clave es de nuevo “el juego.” Cortázar juega a cada paso con el lector, con la realidad, con la razón, con tiempos y espacios. Rayuela es un gran juego con la fantasía y el intelecto. Cortázar se distancia del pensamiento racional y de esta manera también de la rutina proponiendo al lector un libro que requiere sus fuerzas espirituales para ser comprendida. Dando dos lecturas a la obra el escritor sugiere que existen muchas otras. El lector toma una activa parte en creación de la Rayuela, eligiendo la manera de leerla, da sentido a la obra.

   La teoría de percepción de la obra, obtiene en el caso de Rayuela una cara nueva. No se trata solo de una ilimitada cantidad de interpretaciones o modos de entender el libro, sino la exigencia para que el lector tome parte en construcción de la obra, decidiendo en qué orden quiere leerla. Teniendo en cuenta el hecho de que cada obra literaria tiene tantas percepciones cuantos lectores durante todo el periodo de su existencia, se llega a una cantidad de interpretaciones inconcebible para la razón humana.

  Cortázar, aumentando las lecturas de su obra, sobrepasa todavía las fronteras no existentes de la percepción. Rayuela alcanza también otro tipo de lo “infinito”, porque al ser leída según el tablero de dirección, es una novela que no termina nunca. El lector que sigue la numeración colocada al final de cada capítulo, descubre que después de leer el capítulo 131, debe pasar al 58 que le envía de nuevo al 131, creando un círculo sin salida, sin fin.

   Cortázar realizó su deseo de escribir la novela que no concluya nunca, la novela viva, la novela total, el libro que encierre en sí todos los libros, es decir, la auténtica y definitiva “obra abierta. De este modo la acción de la novela no cierra nunca, sino que representa un modelo ideal de la escritura abierta.

   Quien lee la Rayuela, es a la vez su creador: El lector no debe estar fuera de la experiencia de la obra, sino que debe identificarse con el autor y con su experiencia al mismo momento y a la misma forma. “Rayuela” es una novela escrita para el lector, una obra que se concentra en su destinatario más que en sus propios personajes. El lector no sólo se convierte en el lector, sino también en el personaje de la novela.

   Morelli dice en Rayuela: el verdadero y único personaje que interesa es el lector y lo que se busca es contribuir a mutarlo, a desplazarlo, a extrañarlo, a enajenarlo. Entonces el destinatario se hace también un mensajero, usando durante la lectura sus propias experiencias, ideas y visiones, crea junto a los personajes, un mensaje que él después recibe.  El lector hace un contacto cercano con la ficción que se hace en el momento de leer una parte de su realidad por medio de su participación activa en formar el aspecto de la obra.

   Nótese entonces que la novela de Cortázar se convierte en una obra que puede no ser de él, sino la construcción de una nueva novela construida por cada lector, lo cual no debería parecernos extraño si se trata de la visión filosófica de Cortázar, en donde piensa que la obra incentiva al lector, o realiza la actitud de quien sólo sabe que no sabe nada y, negando todo dogmatismo, sólo acepta una escritura que revele su propia incertidumbre y su caminar entre tinieblas, es decir, deja una única herramienta para que cada lector se sitúe en un espacio concreto y se encuentre a sí mismo dentro de su propia obra.
Nostalgiabunda.
Por:
Tláloc Israel


Bibliografía

- Cortázar, J. (2003) Rayuela. Madrid: Cátedra.

- Pollmann, L. (1971). La ‘Nueva novela’ en Francia y en Iberoamérica. Madrid: Gredos.

- Barrenechea, A. M. La estructura de ‘Rayuela’ de Julio Cortázar, en: “Nueva novela latinoamericana”. Buenos Aires: Paidós

- Amoros, A. (1972). “’Rayuela’ (nueva lectura)”. Anales de literatura hispanoamericana



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